
FORT LAUDERDALE — Bajo las luces del Chase Stadium, Lionel Messi volvió a ser el protagonista absoluto. Con un doblete y una actuación digna de las grandes noches, el capitán argentino lideró a Inter Miami CF en la contundente victoria 4-0 frente a Atlanta United, resultado que acerca al equipo de Javier Mascherano a cerrar la fase regular de la MLS en puestos privilegiados de cara a los playoffs.
El partido tuvo todos los ingredientes del espectáculo. Messi, acompañado por un plantel repleto de compatriotas —siete argentinos en el once inicial—, asumió el control del juego desde el inicio. Su primera mitad fue una exhibición de precisión y liderazgo: tras dos intentos frustrados, rompió el cero al minuto 39 con un disparo ajustado al ángulo que desató la euforia de los aficionados y de los jugadores de la Selección Argentina presentes en uno de los palcos, entre ellos Leandro Paredes, Rodrigo De Paul y Nicolás Otamendi.
En el complemento, la sinfonía ofensiva continuó. Jordi Alba amplió la ventaja con una definición tras pase largo de Messi, mientras que Luis Suárez firmó un golazo de volea desde fuera del área para el 3-0. La noche cerró con otro tanto del rosarino —su segundo de la jornada— tras una jugada colectiva impecable, dejando el marcador final 4-0 y una sensación de dominio absoluto.
Más allá del resultado, el foco estuvo en la presencia de Messi en el club en plena fecha FIFA. El astro argentino había sido convocado por Lionel Scaloni para los amistosos de la Albiceleste, pero decidió permanecer en Miami por decisión personal. Desde el palco, vio el triunfo de Argentina ante Venezuela y 24 horas después volvió a vestir de rosa para guiar a su equipo a un nuevo triunfo.
Con esta victoria, Inter Miami confirma su boleto a la postemporada y, más importante aún, envía un mensaje claro a toda la liga: el conjunto de Mascherano llega encendido, con su tridente Messi–Suárez–Alba en modo vintage y una plantilla que combina experiencia europea con la energía de jóvenes talentos sudamericanos.
Los próximos encuentros definirán si el cuadro del sur de la Florida logra asegurar la localía en las primeras rondas, pero una cosa es segura: cuando Messi sonríe y su equipo juega así, la MLS tiembla.