
En una jornada que quedará marcada como una de las actuaciones más completas y electrizantes de la temporada 2025, Elly De la Cruz convirtió el diamante de Baltimore en su propio escenario de espectáculo. El joven torpedero dominicano desplegó todo su arsenal ofensivo y defensivo en apenas tres entradas, siendo el protagonista absoluto de la paliza 24-2 que los Rojos de Cincinnati le propinaron a los Orioles el domingo.
Desde el primer episodio, De la Cruz demostró que no venía a jugar, venía a dominar. Con dos outs en la pizarra, negoció una base por bolas ante el veterano Charlie Morton, y sin titubear, se robó la segunda base, añadiendo otro capítulo a su libro de velocidad implacable.
Pero su brillo no se limitó al corrido de bases. En el segundo inning, con un corredor en posición anotadora y apenas un out, se lanzó como un felino para atrapar una línea de Jackson Holliday que parecía destinada al jardín central. Una jugada que no sólo robó una carrera, sino que levantó de sus asientos a los fanáticos de los Rojos y al propio lanzador Brent Suter, quien alzó los brazos en señal de rendido agradecimiento.
Y como si no fuera suficiente, en la parte alta del tercer episodio, De la Cruz se encargó personalmente de devolverle la ventaja a su equipo tras un error que había igualado el marcador. Con cuenta de 1-2, cazó una recta de Morton y la mandó a volar por el jardín derecho-central, firmando su quinto cuadrangular de la temporada y encendiendo una ofensiva de siete carreras que sepultó temprano cualquier esperanza de los Orioles.
Elly no sólo fue figura, fue espectáculo, fue líder, fue showman. Lo hizo todo en tres innings: se embasó, corrió, robó, se zambulló y la sacó. ¿Qué más se le puede pedir a un jugador en este nivel? Su actuación fue un recordatorio de por qué es considerado uno de los talentos más impactantes de la MLB actual.
Mientras muchos se enfocan en nombres establecidos, De la Cruz sigue construyendo el suyo con actuaciones que no se repiten fácilmente. Lo de hoy no fue casualidad. Fue la confirmación de que el béisbol dominicano sigue produciendo estrellas que no solo brillan: iluminan.
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