
El béisbol volvió a demostrar por qué octubre tiene su propio ritmo. Los Toronto Blue Jays, empujados por una noche impecable de Vladimir Guerrero Jr. y el temple de su joven abridor Trey Yesavage, derrotaron 6-2 a los Seattle Mariners y forzaron un séptimo y decisivo partido en la Serie de Campeonato de la Liga Americana. Cuando parecía que Seattle estaba a solo un paso de su primera Serie Mundial, los errores, las oportunidades desperdiciadas y la presión del momento cambiaron el rumbo de la historia.
El partido comenzó con intensidad y rápidamente se notó el nerviosismo de ambos equipos. Seattle, que había dominado la serie en sus mejores noches, lució fuera de sincronía desde temprano. Tres errores defensivos, tres dobles matanzas consecutivas y varias decisiones erradas en las bases marcaron la diferencia. Lo que pudo ser una noche de celebración terminó en frustración, y el ambiente en el dugout reflejó el peso de la ocasión.
Del otro lado, Toronto jugó con calma y precisión. Guerrero Jr. volvió a ser el alma del equipo, demostrando que su impacto va mucho más allá del poder con el madero. Su actuación defensiva fue clave, participando en dos dobles matanzas que cortaron rallys prometedores de los Mariners, y luego corriendo agresivamente para provocar un error que trajo una carrera más en el séptimo inning. Son esas jugadas pequeñas, las que no siempre aparecen en los titulares, las que definen los campeonatos.
El joven Trey Yesavage, con apenas 22 años, mostró una madurez impresionante en el montículo. Viniendo de una salida difícil, respondió con una actuación digna de veterano, lanzando cinco entradas sólidas y consiguiendo tres dobles matanzas consecutivas que mantuvieron a raya a la ofensiva de Seattle. Toronto confió en él y él devolvió esa confianza con serenidad y carácter, confirmando que el futuro de la rotación canadiense tiene un nuevo nombre.
Seattle, por su parte, se desdibujó en los momentos claves. Cal Raleigh, héroe de la serie anterior, se fue de 4-0 con tres ponches, y Julio Rodríguez tampoco pudo marcar la diferencia. El equipo de Dan Wilson no logró ejecutar los fundamentos que lo llevaron hasta esta instancia: defensa sólida, enfoque y disciplina ofensiva. Cuando el juego exige precisión, los pequeños errores se convierten en gigantes.
El cierre estuvo a cargo de Jeff Hoffman, quien esta vez sí fue utilizado en el momento correcto. Toronto no repitió el error de la noche anterior y su cerrador lució dominante, completando dos innings sin permitir libertades. Su presencia dio el tono de equipo con carácter, decidido a no ceder el control de la serie.
El desenlace no podía ser otro: un Juego 7 histórico. Los Mariners, el único equipo en Grandes Ligas que nunca ha ganado un banderín, tendrán su primera oportunidad de hacerlo este lunes en Toronto. George Kirby abrirá por Seattle, mientras que Shane Bieber será el encargado de subir a la lomita por los Blue Jays. De un lado, el sueño de una ciudad que lleva 49 años esperando; del otro, el renacer de una franquicia que quiere volver a la Serie Mundial después de más de tres décadas.
Cuando se escuche la voz de “play ball”, no habrá favoritos ni pasado. Solo un juego más. Uno que decidirá quién enfrentará a los poderosos Dodgers de Ohtani por la corona del béisbol. Octubre sigue escribiendo historias, y esta promete ser una de las más memorables.
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