DEPORTES MANIEL
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Ni las palabras ni las métricas alcanzan para describir lo que Shohei Ohtani hizo anoche en el Dodger Stadium. Lo que el mundo presenció en el Juego 4 de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional no fue solo un partido de béisbol, fue un evento histórico. Una actuación que redefine lo posible, un capítulo que quedará escrito con letras doradas: tres jonrones, seis entradas en blanco y diez ponches.
Con ese despliegue sobrehumano, Ohtani guió a los Dodgers a una victoria 5-1 sobre los Brewers, sellando la barrida y asegurando el boleto directo a la Serie Mundial. El japonés no solo fue nombrado MVP de la NLCS, sino que entregó la que muchos ya consideran la mejor actuación individual en la historia de la postemporada.
Su noche comenzó como una declaración: abrió lanzando fuego, ponchando a tres en el primer inning, y acto seguido, abrió el marcador con un jonrón como primer bate y pitcher titular —algo nunca antes visto en un juego de playoffs. En la cuarta entrada, mandó la bola completamente fuera del estadio, un batazo tan violento que cruzó la tribuna de derecho y se perdió en la noche de Los Ángeles. Y en el séptimo, firmó su tercer cuadrangular para sellar una actuación que parece salida de un guion imposible.
El mánager Dave Roberts fue claro al terminar el encuentro: “Lo que vimos hoy fue probablemente la actuación más grande en la historia de la postemporada”. Y nadie en el Dodger Stadium se atrevió a contradecirlo.
Incluso desde el otro dugout, el respeto fue total. El dirigente de Milwaukee, Pat Murphy, lo resumió sin rodeos: “Golpea tres jonrones, poncha a diez. No hay discusión, fue una de las mejores noches que alguien haya tenido en este deporte”.
Ohtani no solo rompió récords: los pulverizó. Es el primer jugador en toda la historia —temporada regular o playoffs— en conectar tres cuadrangulares y lanzar más de diez ponches en el mismo partido. También se convirtió en el primer lanzador de los Dodgers en pegar un jonrón en postemporada, y en el primero en hacerlo desde 2018.
Sus compañeros lo describen como un fenómeno que trasciende el béisbol. “Somos como los Bulls, y él es Michael Jordan”, dijo Mookie Betts con una sonrisa, capturando lo que todos sienten: que Ohtani no solo juega, inspira.
Con esta actuación, el japonés escribió su nombre en el Olimpo del béisbol moderno. Los Dodgers, de su mano, regresan a otra Serie Mundial, y el mundo se pregunta hasta dónde puede llegar un jugador que ya rompió todos los moldes posibles.
La respuesta, probablemente, es simple: hasta donde nadie más ha llegado.
