
El Madison se vistió de rojo y azul por una noche: los Philadelphia 76ers volvieron a dejar claro que este año no dependen de un solo nombre. Sin Joel Embiid, el equipo jugó con carácter y ritmo para dominar a los Brooklyn Nets 129-105, guiados por una versión arrolladora de Kelly Oubre Jr., quien firmó 29 puntos con un 9 de 11 en tiros de campo.
Desde el primer cuarto, Oubre encendió las alarmas de la defensa local: 22 puntos en los primeros 12 minutos y una confianza que contagió a todo el grupo. Antes de salir por una torcedura de tobillo en el cierre del tercer cuarto, ya había dejado el trabajo hecho. Aunque no volvió al juego, se mantuvo en el banquillo animando a sus compañeros, un gesto que refleja el liderazgo silencioso que ha traído a Filadelfia.
Tyrese Maxey volvió a ser el motor del equipo con 26 puntos y manejo absoluto del ritmo, mientras que el novato VJ Edgecombe sigue ganándose el respeto del vestuario con 16 unidades llenas de energía y temple. Desde la banca, Quentin Grimes aportó 22 puntos clave para sostener la ventaja cuando Brooklyn amagaba con reaccionar.
El conjunto de Nick Nurse disparó 52% desde el campo, defendió con disciplina y no dejó espacio a dudas: aún sin su MVP, estos Sixers están jugando como equipo grande. Brooklyn, en cambio, sigue sin rumbo — su récord cae a 0-6, su peor inicio desde 2015, pese a los 29 puntos de Cam Thomas.
El momento clave llegó al arranque del último cuarto: un parcial de 9-0 con Maxey como protagonista que apagó cualquier esperanza de los Nets. De ahí en adelante, fue una clínica de intensidad y ejecución.
Filadelfia mejora su marca a 5-1, enviando un mensaje claro al Este: hay profundidad, hay química y hay hambre. El martes visitarán a Chicago buscando mantener la buena vibra y, sobre todo, seguir demostrando que su poder no depende solo del trono de Embiid, sino del corazón colectivo que empieza a latir fuerte en el vestuario de los Sixers.
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