DEPORTES MANIEL
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TORONTO. — La Serie Mundial volvió a nivelarse gracias a una actuación histórica. El japonés Yoshinobu Yamamoto firmó una obra maestra en el Rogers Centre, lanzando juego completo de cuatro hits y guiando a los Dodgers de Los Ángeles a una victoria 5-1 sobre los Blue Jays de Toronto, igualando la serie a un triunfo por bando.
Yamamoto, quien ya había lanzado un juego completo en la Serie de Campeonato ante Milwaukee, repitió la hazaña en el escenario más grande del béisbol, convirtiéndose en el primer lanzador en una década que completa un juego en la Serie Mundial, y el primero desde Curt Schilling en 2001 que encadena dos partidos completos consecutivos en postemporada.
El japonés mostró temple y perfección quirúrgica. Tras un arranque tenso, donde necesitó 23 lanzamientos en la primera entrada, se serenó y retiró a los últimos 20 bateadores de forma consecutiva, cerrando el duelo con ocho ponches y sin otorgar boletos. Cada lanzamiento fue una lección de precisión: slider, curva, recta alta, sinker, y ese splitter letal que desarmó por completo a la ofensiva canadiense.
“Sabía que este juego era crucial. No había margen para errores”, declaró Yamamoto, a través de su intérprete, con la serenidad de quien entiende la grandeza de su momento.
Los Dodgers encontraron héroes también con el bate. Will Smith rompió la igualdad en el séptimo episodio con un cuadrangular al segundo piso del jardín izquierdo, mientras Max Muncy lo siguió con otro batazo solitario apenas dos turnos después. Fue la estocada que silenció al público de Toronto y encendió la banca angelina.
Antes de eso, ambos abridores habían ofrecido un duelo de alto calibre. Kevin Gausman había retirado a 17 bateadores consecutivos antes de que Smith conectara su jonrón decisivo. “Dos buenos pitcheos ante dos grandes bateadores”, lamentó el derecho de los Blue Jays.
El receptor de los Dodgers no solo fue protagonista con el madero, también con el guante. Smith condujo el repertorio de Yamamoto con maestría, controlando cada detalle y evitando que Toronto pudiera encontrar ritmo. “Yoshi estuvo imparable, nada lo sacó de concentración. Fue dominante de principio a fin”, dijo tras el partido.
Los Dodgers abrieron el marcador en el primer episodio, cuando Freddie Freeman conectó doble y luego anotó con sencillo de Smith. Toronto respondió en el tercero con un elevado de sacrificio de Alejandro Kirk que trajo al plato a George Springer, pero después de eso, el ataque canadiense desapareció.
En el séptimo, Smith cambió la historia con su cuadrangular de tres bolas y dos strikes. Muncy, veterano de mil batallas, lo imitó con otro batazo por el jardín izquierdo. En el octavo, un wild pitch del relevo de Toronto amplió la ventaja a 4-1, y Smith añadió otra carrera con un roletazo impulsador.
“Hoy jugamos con la urgencia que merecía el momento. Yamamoto nos dio todo lo que necesitábamos y más”, declaró el mánager Dave Roberts, satisfecho con una actuación que recordó los días dorados de Orel Hershiser.
Para Toronto, la noche fue de frustración. Los bates que habían castigado al bullpen angelino en el Juego 1 fueron silenciados sin remedio. “Intentamos desgastarlo, pero nunca nos dio una oportunidad”, admitió el dirigente John Schneider, resignado ante el dominio del japonés.
Con la serie empatada 1-1, el Clásico de Otoño se trasladará a Los Ángeles el lunes. En el Dodger Stadium, el duelo monticular promete alto voltaje: Tyler Glasnow por los locales frente al veterano Max Scherzer, quien buscará hacer historia al convertirse en el primer lanzador con aperturas de Serie Mundial para cuatro equipos diferentes.
El béisbol tiene memoria corta, pero noches como la de Yamamoto quedan grabadas. Dos juegos completos seguidos, dominio absoluto y una serenidad que asombra. Si los Dodgers logran revalidar su corona, el crédito llevará nombre japonés.
